Con un Funeral de Estado Francia despide con honores al expresidente Jacques Chirac

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París, Francia, 1 de octubre de 2019 (Agencias). — Jacques Chirac, expresidente de Francia, quien falleció el jueves pasado a los 86 años, recibió honores militares el lunes durante el funeral de Estado al que acudieron jefes de gobierno pasados y actuales.

El actual presidente, Emmanuel Macron, se alzó con solemnidad en la tibia y soleada mañana para presidir una ceremonia en el patio del Monumento a los Inválidos, cerca de la tumba de Napoleón. Una marcha militar tocó “La Marsellesa”, el himno nacional, antes de que Macron pasara revista a las tropas. El féretro de Chirac, cubierto por una bandera tricolor, fue trasladado después hasta el centro del patio.

Macron, que no hizo declaraciones, también tenía previsto asistir al funeral en la iglesia de Saint-Sulpice, en el centro de París, junto con docenas de políticos franceses y extranjeros, como el presidente de Rusia, Vladimir Putin; el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, el excanciller alemán Gerhard Schröder y el rey Abdalá II de Jordania. Más tarde se celebraría un funeral privado en el cementerio de Montparnasse.

Antes del acto militar hubo un servicio religioso privado para la familia, y las escuelas y edificios públicos guardaron un minuto de silencio en todo el país, en un día de luto oficial por el exmandatario.

Chirac, que fue una figura clave de la política francesa durante cuatro décadas, sirvió como alcalde de París, legislador, primer ministro y presidente del país entre 1995 y 2007. Fue el último jefe de Estado de Francia que gobernó dos mandatos completos.

Conocido por defender la idea nacional de la grandeza de Francia, a Chirac se le recuerda de forma positiva pese a sus fracasos políticos y a una condena por corrupción en 2011 relacionada con sus casi dos décadas como alcalde de París.

Como presidente fue un diplomático consumado, aunque no reformó la economía francesa ni desactivó las tensiones entre policía y jóvenes pertenecientes a minorías, que estallaron en disturbios en todo el país en 2005.

Pese a haber recibido en su día el apodo de “Súper mentiroso”, su popularidad se disparó cuando dejó el cargo. Miles de dolientes acudieron el domingo a presentar sus respetos a Los Inválidos, donde se celebró una capilla ardiente la víspera del funeral. También se reunió gente ante la iglesia de Saint-Sulpice antes del funeral.

“Fue un gran hombre que tenía una clase absolutamente fantástica en todas las circunstancias”, dijo una de las personas que acudió al lugar, Nadine Prevost. “Sabía cómo hablar con todo el mundo, con sencillez y grandeza”.

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